Sons de Arquitectura
Arte que construye atmósferas
Piezas concebidas para dialogar con la arquitectura: obras de textura profunda y presencia sobria que transforman el espacio desde la materia.
Geologías que emergen en el interior
Relieves minerales, arenas y veladuras crean superficies que parecen nacer del propio muro, integrándose con la luz y la escala del lugar.
Belleza funcional y emocional
Cada obra actúa como un acento estructural: ordena, acompaña y aporta carácter sin imponerse, convirtiendo el interior en un territorio con alma.
MEMORIAS I
45 X 95 cm - MDF. XC 069
Acrílico, gesso, arena
Memorias explora la huella del océano a través de una línea de horizonte que funciona como eje de tiempo y de equilibrio. La pieza incorpora texturas de gesso y arena que generan un relieve mineral, evocando erosión, sedimentos y respiraciones de luz.
La silueta del infinito emerge como forma primordial, señalando la continuidad de lo vivido y la transformación de la memoria en territorio. No representa el mar: trabaja con su recuerdo, con la materia que queda cuando la marea se retira
MEMORIAS II
55 x 95 cm - MDF. XC 070
Acrílico, gesso, arena, pan de oro, asfáltica.
Memorias II profundiza en la idea del océano como archivo vivo. Las capas de acrílico, arena y sedimentos crean un campo de color en movimiento donde la materia se mezcla con destellos de pan de oro, evocando la luz atrapada entre corrientes.
La obra funciona como un estrato emocional: una marea que avanza y retrocede dejando restos, minerales y memoria. No busca representar un paisaje, sino elpulso interior del agua, su vibración y su capacidad de transformar lo que toca.
Es una pieza donde la memoria se vuelve marea y la superficie respira con la misma fuerza del Atlántico.
MEMORIAS III
32 x 95 cm - MDF. XC 071
Acrílico, gesso, arena, pan de oro, conchas.
Memorias III es una pieza concebida como un fragmento de costa viva: capas de arena, gesso, pan de oro y conchas que sedimentan gestos, mareas y resonancias antiguas.
Aquí el paisaje no se representa: emerge.
La superficie funciona como una geología emocional donde cada relieve recuerda una memoria distinta —un eco de luz, una erosión, una vibración que persiste.
Su forma horizontal refuerza la sensación de horizonte:
una franja de mundo que invita a habitar la calma, el movimiento y la profundidad del Atlántico interior.
Es una memoria abierta, un territorio que sigue respirando.